jueves, 10 de mayo de 2012

Cuando unas percepciones se vuelven blog - Cuando un blog se vuelve libro - Cuando un libro se vuelve percepciones

En venta a partir de finales de mayo, en:

(Diseño de tapa: Francesc Fernandez)


"Decía Pessoa que el poeta es un fingidor. Para Carlos Skliar es, sin duda, un viajero: un ser en movimiento constante, un extranjero perpetuo que, como tal, contempla la realidad con ojos nuevos, que mira (verbo esencial en la poética del autor) y nos revela lo que ve y siente.El viajero nos entrega aquí un libro múltiple. En No tienen prisa las palabras por decir el lector encontrará lúcidos aforismos, pensamientos despeinados, greguerías (“Limpiaba la vereda como si intentara reanimar un animal herido”), apuntes de un diario, epifanías, estampas líricas, mínimos poemas en prosa, microrrelatos… En la mayoría de ellos, el autor parte de lo contemplado (lo vivido) en sus movimientos por la calle (aquí el viajero es también flâneur… ¿acaso no lo son todos?) o al instalarse en su nuevo hogar, un doble espacio que se presenta siempre como transitorio, pasajero, fugaz. Instantes reveladores que espolean las reflexiones del escritor: la mujer loca que pasa por la plaza, los niños que juegan libres y felices, los tipos que discuten sobre la televisión (estupenda crítica contra los cerebros planos), la anciana agradecida a la que ayuda a cargar las bolsas de la compra, los turistas que fotografían a un pobre que pide limosna en la Sagrada Familia (un puñetazo contra la indiferencia), la familia espiada en su íntima cotidianidad en el Museo de Cera de Barcelona, la mujer que lee Escribir de Duras, un anuncio visto en la tele… Textos en los que subyace la necesidad del otro, la complicidad y la empatía. Pero que también apuntan, afilados, contra la indiferencia, el egocentrismo y la estupidez humana. “Dolor de cabeza porque el mundo es como es. Y duele”, nos dice el viajero. Por eso también su voz reclama la rebelión, salirse de la fila, como en su día hizo ese Bartleby al que tanto admira".

Fragmento del prólogo a "No tienen prisa las palabras", por David Roas.

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